Nuestra llegada a Villagarcía de Arousa el 6 de Julio nos deparaba, sin nosotros esperarlo, unos días intensos de convivencia y descubrimiento. La extenuante acogida que recibimos de la gente autóctona, a la que ahora vemos con distintos ojos, nos daba las energías necesarias para llevar a cabo las labores propias del voluntariado que íbamos a realizar. La experiencia vivida nos ha hecho darnos cuenta de que éramos nosotros los que recibíamos ayuda y valorar cosas tan sencillas como un pedazo de pan. Esto nos brindó también tiempo por la tarde para realizar diversas actividades como excursiones, reuniones, convivencias, y con esto reforzar el grupo. Nos han marcado gratamente las realidades y nos han interrogado sobre distintos puntos de vista como trabajo, actitudes...
Nuestra llegada a Villagarcía de Arousa el 6 de Julio nos deparaba, sin nosotros esperarlo, unos días intensos de convivencia y descubrimiento. La extenuante acogida que recibimos de la gente autóctona, a la que ahora vemos con distintos ojos, nos daba las energías necesarias para llevar a cabo las labores propias del voluntariado que íbamos a realizar. La experiencia vivida nos ha hecho darnos cuenta de que éramos nosotros los que recibíamos ayuda y valorar cosas tan sencillas como un pedazo de pan. Esto nos brindó también tiempo por la tarde para realizar diversas actividades como excursiones, reuniones, convivencias, y con esto reforzar el grupo. Nos han marcado gratamente las realidades y nos han interrogado sobre distintos puntos de vista como trabajo, actitudes...
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